La nueva era de la comunicación verde

La respuesta global al cambio climático exige ante todo un nuevo liderazgo público. La declaración de emergencia climática es un paso necesario pero insuficiente. Las instituciones no pueden ser únicamente potencias declarativas, tienen que liderar la emergencia de un nuevo paradigma con una nueva forma de comunicar.

Extracto del artículo publicado en Beers & Politics titulado “La era de la comunicación verde. Comunicar el cambio climático desde los gobiernos“.

Vivimos en un mundo cada vez más complejo y sofisticado que nos interpela a construir nuevas coherencias y nuevos relatos para gestionar los retos del presente así como las contingencias del futuro. La pandemia del coronavirus, además, nos ha desnudado como sociedad mostrando las vulnerabilidades y carencias de nuestros sistemas políticos y organizativos tanto públicos como privados.

Retos como la emergencia sanitaria y la emergencia climática no pueden afrontarse con las recetas o las ideas del viejo mundo, han quedado obsoletas. Necesitamos nuevas fórmulas que garanticen nuestra forma de vida preservando la cohesión social y territorial. Nuevas formas de generación de valor y nuevas prácticas para gestionar de forma coherente tecnología, capital humano y capital natural para luchar contra el cambio climático y gestionar la exposición a los nuevos riesgos climáticos.

Comunicación y liderazgo

La respuesta global al cambio climático exige ante todo un nuevo liderazgo desde lo público. La declaración de emergencia climática es un paso necesario pero insuficiente. Las instituciones no pueden ser únicamente potencias declarativas, tienen que liderar la emergencia de un nuevo paradigma político, social y económico. Un cambio de ideas, de discurso, de actitudes, de aptitudes, y por supuesto, de políticas, que debe ir acompañado de una nueva forma de comunicar.

No hay política sin comunicación. Pero la política es mucho más que comunicación. La política son valores que se acreditan con acciones y no puede quedar reducida a gestos, declaraciones o fotos. Son imprescindibles nuevas formas de gobernanza, nuevas políticas y formas de comunicación que desbordan las instituciones.

La lucha contra el cabio climático requiere una nueva cultura del liderazgo compartido. Un trabajo en red que haga confluir políticas públicas, responsabilidad empresarial, participación ciudadana, inversiones sociales, reformas legales y los procesos de innovación tecnológica para transformar nuestras economías y transitar rápidamente hacia modelos de desarrollo sostenibles.

La preocupación por el medio ambiente y la sostenibilidad están cobrando cada vez más importancia en todos los ámbitos de la sociedad a nivel global. Una oportunidad para las instituciones y los gobiernos para reconectar con los ciudadanos, con la economía real y con el territorio.

Hoy es más necesario que nunca una comunicación política e institucional que nos ayude a contextualizar el mundo actual y a identificar, diseñar, compartir y construir un nuevo proyecto colectivo basado en la sostenibilidad. Para ello, uno de los obstáculos al que nos enfrentamos es la falta de credibilidad y reputación de las instituciones. Los partidos o las instituciones tradicionales no ocupan lugar en la mente de los ciudadanos. No emocionan ni conectan, y como en tantos órdenes de la vida, los espacios vacíos no existen y los ocupan otros.

Los ciudadanos no queremos que nos traten como a niños, sino que nos hablen con claridad y honestidad. Como bien escribe Yubal Noah Harari: “en un mundo de informaciones irrelevantes, la claridad es poder”. Necesitamos que las instituciones y los gobiernos nos hablen con claridad y liderazgo.

El liderazgo en el terreno de la sostenibilidad y la lucha contra el cambio climático no se conseguirá con campañas publicitarias o simplemente con la comunicación política tradicional. En el mundo que emerge, la nueva comunicación verde se sustentará en las nuevas relaciones y la capacidad de construir coaliciones tanto en el mundo físico como en el digital.

Gobernar y conectar: un nuevo lenguaje institucional

Sin credibilidad los gobiernos pierden buena parte de su efectividad y capacidad de influencia. Hace falta que una narrativa y una nueva generación de referentes políticos e institucionales que den un paso al frente con nuevas actitudes y aptitudes para hacer creíble las palabras y los discursos de las instituciones y de los gobiernos.

Para que la sociedad reconozca el liderazgo de los gobiernos en la lucha contra el cambio climático, las instituciones tienen como gran reto ganar la batalla de las ideas y de la comunicación. Las palabras y el lenguaje de la política importan y mucho.

El poder y la influencia emanan en buena medida del lenguaje público y su capacidad para cartografiar los problemas y desplegar narrativas que generen políticas y acciones que tengan impacto en la vida diaria de la gente. Hay que visualizarlas, hacerlas tangibles y crear relatos que permitan impulsar procesos de cambio y transformación conciliando anhelos y voluntades.

El reto hoy consiste en desplegar una inteligencia política distribuida con iniciativas autónomas de proximidad, pero conectas entre sí en el que una buena estrategia de comunicación de coherencia y sentido al conjunto. Una comunicación institucional eficiente en tiempos de crisis tiene que conseguir mantener el vínculo emocional con la sociedad. Sin ella se pierde buena parte de la efectividad.

Hoy se trata de gobernar y conectar emocionalmente con los diferentes colectivos sociales y económicos. Narrar, contar, emocionar y compartir pequeñas historias con sentido estratégico. Las habilidades conversacionales y las palabras vuelven a ser fundamentales para crear nuevas conexiones y con ejemplaridad, tejer nuevas complicidades de forma transversal.

La era de la comunicación verde requiere de una nueva narrativa y ética de una transición económica, social y medioambiental justa. Narrativas bien pensadas y estructuradas que se multiplican en base a efectivas estrategias de comunicación en la televisión, la radio, campañas en redes sociales, iconografía gráfica, etc.

Comunicar y contar historias no es un trabajo que se improvise, requiere de una cuidadosa preparación y se necesita más disciplina y rigor para preparar un discurso. Las historias con valores y las políticas con alma, son una de las armas de persuasión masiva en esta nueva era de la economía de la atención.

Agenda 2030 Local: abordar los ODS desde el ámbito local

Una completa guía de la Red Vasca de Municipios Sostenibles facilita las pautas necesarias para la elaboración de una Agenda 2030 Local a partir de la adaptación de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y sus metas al contexto de los municipios. Asimismo, la guía también ofrece una adaptación de los Indicadores de Desarrollo Sostenible al contexto municipal y ofrece pautas para medir la contribución de los municipios a los ODS.

La Agenda 2030 ofrece en todos los niveles de la administración un marco homogéneo para la planificación del desarrollo sostenible. En el caso de los municipios, la Agenda 2030 integradora de varias políticas sectoriales, puede producir el cambio necesario para coordinar y transversalizar definitivamente aquellas políticas locales que contribuyen al desarrollo sostenible.

Mapear la acción local respecto a los ODS

En los municipios conviven varios instrumentos de planificación de diversa naturaleza y alcance, pero que en muchos de los casos acaban necesitando ser coordinados e incluso en ocasiones, ser integrados en planes de mayor alcance para garantizar una gestión eficaz tanto desde el punto de vista de los propios planes como de los mecanismos de coordinación y seguimiento que los acompañan.

El tamaño del municipio es también un factor importante porque normalmente hay una cierta correlación entre el tamaño del municipio y el número de planes vigentes existentes. En este apartado se presenta de manera orientativa un mapeo general de cómo los diferentes planes contribuyen a los ODS, análisis que puede servir de referencia a la hora de realizar el mapeo en cada municipio. En el caso de municipios pequeños, se debe tener en cuenta, además, que muchos de estos planes se abordan desde una entidad comarcal, siendo igualmente válida su consideración en términos de contribución a los ODS.

Elaborar el plan de Agenda 2030 Local

disponer de un Plan de Acción de Agenda 2030 Local es un sistema de indicadores para su seguimiento. Las acciones que se incluyen en un plan municipal normalmente forman parte de un plan estructurado a varios niveles.

De arriba hacia abajo, la estructura pretende plasmar en acciones ejecutables y medibles los retos y metas definidos en la formulación estratégica. El número de niveles en los que se estructura un Plan suele ser variable. En esta guía se adopta como estructura de referencia, una estructura a tres niveles configurados por líneas estratégicas, programas de actuación y acciones.

Líneas estratégicas. En el proceso de elaboración de la Agenda 2030 Local, una vez hayan sido revisados y adaptados los elementos que configuran la formulación estratégica, deberá continuarse el proceso por los elementos del Plan que más próximos están a la formulación estratégica. Tal es el caso de las líneas estratégicas, que suelen consistir en objetivos o líneas principales que direccionan el despliegue del plan hasta llegar al conjunto de acciones. Los objetivos que marcan las líneas estratégicas deben ser comprensibles, específicos, integradores y asociados a mejoras. Las líneas estratégicas, suelen constituir, además, el nivel más alto en la estructura de un Plan municipal.

Acciones: Las acciones de un plan constituyen el elemento operativo del plan. Las acciones pueden ser de diferente naturaleza, de tal forma que un plan de acción puede considerar acciones de sensibilización y educación, acciones de carácter normativo, acciones relacionadas con financiación, subvenciones e incentivos fiscales, realización de estudios, acciones de gestión, acciones sobre equipamientos e infraestructuras, integración de criterios en el planeamiento urbanístico, etc; y abordar diversos ámbitos temáticos, propios de la gestión municipal.

Medir la contribución del municipio a los ODS

A la hora de medir la contribución del municipio a los ODS, se necesitarán datos fiables y referencias que permitan analizar dichos datos.

Los datos, todos ellos organizados por ODS, pueden estructurarse de la siguiente manera:

Si bien, una visión más completa de la contribución de un municipio a los ODS viene dada por estos tres elementos, partiendo tan solo de los indicadores, puede ya realizarse un primer análisis. Realizar un primer análisis de su contribución como punto de partida al inicio del proceso.

En todo caso, y una vez completado el proceso y disponiendo de una Agenda 2030 Local, será interesante analizar la contribución a los ODS con el fin de elaborar y publicar reportes voluntarios y comunicar los resultados en el caso de que se considere oportuno, o como elemento para identificar áreas de mejora de la propia Agenda 2030 Local.

Para descargar la guía

Ciudades: liderazgo y responsabilidad

Hace más de 25 años, durante la primera “Conferencia Europea de Ciudades y Pueblos Sostenibles”, celebrada en Aalborg, Dinamarca, el 27 de mayo de 1994, los representantes de ciudades y pueblos europeos aprobaron la Carta de las Ciudades Europeas hacia la Sostenibilidad, conocida como Carta de Aalborg, que dio la señal de partida a la Campaña Europea para ciudades y pueblos sostenibles. Todo ello era el resultado de la Conferencia de las Naciones Unidas de Río de Janeiro celebrada dos años antes en 1992 sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo, y en los resultados del grupo de expertos sobre el medio ambiente urbano de la UE.

La Campaña evolucionó hasta convertirse en el primer movimiento de gobiernos locales a gran escala basado en compromisos claros y con el apoyo de la Comisión Europea, desarrollando un gran número de procesos de la llamada Agenda Local 21 donde se establecian perspectivas y acciones a emprender en favor de un futuro sostenible para las ciudades y pueblos de Europa.

Después en la cumbre Río + 10 de Johannesburgo en 2004, diez años más tarde, de genera la necesidad de concretar un marco de referencia que incluye una definición de objetivos y una medida de progreso de los compromisos adquiridos. Las ciudades y pueblos comenzaron a desarrollar sus compromisos, establecer los indicadores e implementar los sistemas de gestión con el objetivo de una mayor eficiencia en el uso de los recursos para convertirlos en servicios y bienestar para la sociedad.

En 2008 nació un nuevo modelo de gobernanza en Europa con el lanzamiento del Pacto de Alcaldes y Alcaldesas por una Energía Sostenible Local, que conectaba el nivel local con el europeo de forma directa y convirtiéndose con un exitoso modelo de gobernanza.

Por último, en 2016 se presento la nueva Agenda urbana europea, que a través del pacto de Amsterdam, tiene como objetivo integrar mejor las políticas urbanas en la Unión Europea y establecer nuevas formas de cooperación entre los gobiernos locales y la Comisión Europea.

Asimismo la Asamblea General de las Naciones Unidas en septiembre de 2015 aprobó los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), entre los que se encuentra el objetivo 11, que se refiere a las ciudades y las zonas urbanas. Los ODS siguen la lógica y el espíritu de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) y los trasladan a la nueva Agenda 2030 para el desarrollo sostenible. Los ODS incluyen nuevos temas y un enfoque que presenta el medio ambiente, la economía y la sociedad como sistemas integrados.

En diciembre de 2015, con ocasión de la 21a Conferencia de las Partes (COP 21) de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC) en París, se alcanzó un acuerdo mundial sobre el clima para limitar el calentamiento global a un aumento de la temperatura entre 1,5 oC y 2 oC. Este Acuerdo climático de París constituye el Marco Internacional para la Acción Climática en todos los niveles de gobierno.

Actualmente, en época postCOVID,  hay que reconocer que los cambios necesarios para alcanzar objetivos a nivel mundial pasan por una transformación integral de la sociedad afrontando los retos sociales, culturales, económicos y tecnológicos que afectarán profundamente a las sociedades urbanas.

Será necesaria una nueva cultura de la innovación, de la colaboración y una nueva gobernanza organizativa para adaptarse a esta nueva incertidumbre y ofrecer una respuesta resiliente y de la gestión de la complejidad.

Es interesante la aportación de Pau Solanilla en su libro “Resilientes: Liderazgo, seguridad y sostenibilidad en la era de la incertidumbre” cuando nos dice que la sostenibilidad y la competitividad de las organizaciones y las ciudades en el mundo post COVID19 se basará en un nuevo maridaje basado en la excelencia, la competencia y la cooperación.

Será necesaria una nueva cultura de la innovación, de la colaboración y una nueva gobernanza organizativa para adaptarse a esta nueva incertidumbre y ofrecer una respuesta resiliente y de la gestión de la complejidad. Todo ello desborda las capacidades y los límites de las organizaciones y ciudades  actuales.

En definitiva, hace falta una transformación sociocultural, socioeconómica y tecnológica con liderazgos valientes capaces de dar seguridad en tiempos de incertidumbre con el objetivo de conseguir un mundo más sostenible y respetuoso con el entorno en beneficio de todos sus habitantes. Para ello las ciudades y pueblos son la clave del éxito, sin la implicación del territorio y su ciudadanía no será posible la transformación.

Joaquim Millan. Director de EUROLOCAL 

Las 3 C’s del Teletrabajo: Compromiso, Colaboración y Comunicación

El teletrabajo ha irrumpido de forma abrupta en el mercado laboral. La crisis del COVID19 ha impuesto sin transición nuevas formas de vivir y trabajar, y algunas de ellas han venido para quedarse. Una de ellas es teletrabajo, una tendencia que ya venía al alza, pero que tenía que romper con barreras y prejuicios en muchas organizaciones. El shock producido por el confinamiento del coronavirus ha forzado a adaptarse abruptamente a una nueva realidad que transformará culturas y procesos.

Nuestras empresas y organizaciones no volverán a ser igual, y constituye una oportunidad que debemos aprovechar para mejorar la productividad, competitividad y sostenibilidad de nuestras organizaciones.

La flexibilidad y adaptabilidad serán dos de los factores clave en el futuro de las organizaciones

En los últimos años el teletrabajo se abría paso lentamente en la cultura empresarial sobre todo entre las grandes empresas, aunque había gran resistencia entre las pymes. Parecía que la tradición del presncialismo estaba muy arraigada. La crisis del COVID19, nos ha forzado a trabajar en remoto, pero sin la preparación y la capacitación necesarias para implementar el teletrabajo en un aprendizaje a trompicones e improvisado.

Las empresas y los trabajadores han tenido que hacer un learning by doing (aprender mientras se hace) y no siempre en condiciones fáciles. Pero a pesar de los problemas y la falta de experiencia para millones de personas, la valoración es positiva y va a suponer un empuje definitivo a nueva cultura organizacional y del management de las organizaciones en los próximos años. Un impulso que hay que aprovechar para sentar las bases de un teletrabajo eficiente mediante la combinación inteligente entre comunicación, coordinación y socialización.

La flexibilidad y adaptabilidad serán dos de los factores clave en el futuro de las organizaciones. Implantar el teletrabajo requerirá aprender a gestionar los equipos con un enfoque más crítico, promoviendo el trabajo en equipo flexibles, cambiantes y desde diferentes lugares. Una realidad que nos interpela para aprovechar la tecnología de manera mucho más efectiva y que nos permita reaccionar y gestionar futuras crisis de forma más rápida y eficiente. Hay que aprovechar estos meses para medir y valorar el impacto, los beneficios funcionales y emocionales del teletrabajo, así como los problemas o ajustes que hay que realizar para evitar las largas jornadas.

Lo que no se mide no se puede valorar y mejorar. Si medimos y aprendemos de este proceso forzado de teletrabajo de los últimos meses, podemos sacarle mucho más partido, con una mayor productividad y permitiendo conciliar mejor la vida laboral y personal además de disminuir los desplazamientos y contribuyendo a un desarrollo más sostenible.

Los datos muestran que el teletrabajo aumenta la productividad un 13% siendo un beneficio tanto para la empresa como para el colaborador, siempre que se haga con método, hábitos y las herramientas adecuadas para su implementación. En el mercado existen numerosa oferta de herramientas tecnológicas para gestionar un grupo de trabajo virtual con eficiencia que permiten conocer el estado de las tareas de todos los empleados en tiempo real, administrar el estado de los proyectos y el flujo de tareas, y ofrecer feedback en tiempo real.

Las 3C’s: Compromiso, Colaboración y Comunicación

Aunque el 80% de las empresas ha tratado de adaptar su actividad para no parar frente al coronavirus potenciando el teletrabajo, el margen de mejora que hay es enorme. Según el Banco de España, hasta un 30,6% de los empleos podría desarrollarse desde el domicilio. Antes de la crisis del COVID19, la Encuesta de Población Activa ya mostraba que el porcentaje de ocupados que, al menos ocasionalmente, trabajan desde su residencia ascendía al 8,3 % en 2019, lo que representa un crecimiento de 2,4 puntos porcentuales desde 2009.

Por tipo de ocupación, el trabajo a distancia es más frecuente entre los autónomos, en las empresas pequeñas y entre las ocupaciones cualificadas. Una cifra muy por debajo de la media europea (13%) y muy alejado de niveles de los países del norte como Países Bajos o Suecia en donde más del 30% de los empleados desarrollan su actividad laboral de forma remota.

cuadro teletrabajo

Más allá de las características de cada sector, y de los beneficios que aporta, su implantación requiere de una delicada estrategia para aprovechar todo su potencial. El teletrabajo es mucho más que un ordenador portátil y una conexión a internet. Entre los factores críticos para su éxito destaca la gestión de la comunicación de las empresas con sus colaboradores como entre los propios colaboradores y equipos de trabajo. La comunicación tiene que hacerse cargo del estado emocional de las personas, contribuyendo a mitigar la sensación de trabajar en solitario, facilitar la productividad pero igualmente permitir la desconexión para acabar con las jornadas de trabajo interminables.

La tecnología nos ofrece una oportunidad de innovar procesos y métodos de trabajo. Sin embargo, los ecosistemas de la innovación y de la colaboración no se improvisan. Requieren de una nueva gobernanza organizativa para desarrollar las actitudes, aptitudes y procesos que permitan adaptarse de forma rápida pero amable a la llamada nueva normalidad.

Prepararse para este mundo nuevo digital y con grupos de trabajo en remoto, requiere apostar por una nueva cultura organizativa basada en el compromiso, la colaboración y la comunicación

Prepararse para este mundo nuevo digital y con grupos de trabajo en remoto, requiere apostar por una nueva cultura organizativa basada en el compromiso, la colaboración y la comunicación. La sostenibilidad y la competitividad de una organización se basará así en un nuevo maridaje basado en la excelencia, la competencia y la cooperación gestionando el talento de una forma distribuida.  Los expertos apuntan además de réplicas de la crisis sanitaria y posibles nuevos confinamientos en los próximos años. Ya no podremos decir que no estábamos advertidos, por lo que tenemos que preparar nuestras organizaciones para futuras situaciones de caos.

Es un buen momento para hacer un balance y repensar las prioridades, las capacidades y las formas de trabajo de nuestras organizaciones para rediseñar las culturas y procesos para hacerlas verdaderamente resilientes. Trabajar como lo hacíamos antes, el business as usual, se ha demostrado que es obsoleto frente a los nuevos y viejos problemas. 

En los meses que vienen, ser inclusivos será una de las cualidades más importantes en los próximos tiempos. Esto es, ofrecer seguridad a las personas en tiempos de incertidumbre. El mantenimiento del puesto de trabajo es probablemente el factor de seguridad más importante y las empresas e instituciones tienen que implementar una reingeniería de procesos para hacer sus organizaciones viables y eficientes.

El teletrabajo emerge como un must para las organizaciones y hacer de la necesidad una nueva oportunidad. Pensemos despacio para actuar rápido, pero hagámoslo, va en ello la viabilidad y sostenibilidad de nuestras empresas y de la sociedad.

El peligro de la comoditización del turismo sostenible

El turismo sostenible era ya antes de la crisis del coronavirus un valor emergente en el sector. Así lo recogía la encuesta realizada por el equipo de Consumer Insights de la firma STR que revelaba la importancia del turismo sostenible, así como el impacto del cambio climático en la percepción de los viajeros.

La encuesta, realizada en enero de 2020 captó las opiniones de más de mil viajeros internacionales y destaca cómo la industria del turismo analiza cada vez más su impacto en el medio ambiente, según explicaba Sean Morgan, director de Investigación de STR. La investigación tenía como objetivo examinar si el viajero moderno tiene una percepción de los esfuerzos realizados para implementar prácticas más verdes y sostenibles en la industria del turismo.

Una tendencia acelerada por el “efecto Greta”, los viajeros de la Generación Z y los millennials. Los jóvenes tienen la sostenibilidad y el respeto por el medio ambiente como un valor mucho más fierte que otras generaciones. Según la encuesta, planificar unas vacaciones ‘más verdes’ es importante para más del 50 por ciento de los viajeros mientras que el 40 por ciento eligió una posición neutral.

Entre los datos destaca cómo un 35 % de los viajeros declara que no querría visitar un país que no se esforzara por luchar contra el cambio climático, por lo que el posicionamiento y la reputación de los destinos turísticos tienen que trabajar mucho más la percepción y las expectativas de los viajeros en sus políticas de  proyección y promoción.

El riesgo de la comoditización

Muchos destinos han identificado ya esa tendencia y se promocionan como sostenibles. Algo que se va a acelerar en la carrera por captar de nuevo a los viajeros y a los turistas a medida que se vaya volviendo a la nueva normalidad. Hay territorios mejor posicionados que otros y llevan años apostando por el turismo sostenible, pero el riesgo para el sector radica hoy en que se vanalice el término con campañas de promoción que no están basadas en una oferta de valor realmente sostenible, sino en un márketing verde convirtiendo el término «turismo sostenible» en un nuevo commodity que vaya perdiendo valor rápidamente.

Es por ello, que es importante trabajar los destinos turísticos sostenibles con una estrategia integral. Una promoción inteligente y eficiente creando nuevas narrativas creativas y auténticas que permita poner en valor los atributos y valores de un destino sostenible con una alianza y trabajo coordinado y colaborativo entre instituciones, empresas del sector y los ciudadanos. La reputación y la generación de confianza van a ser un factor crítico cada vez más central en la elección de un destino por lo que es necesario trabajar de forma coherente entre todos los actores de la cadena de valor que intervienen en la promoción de un destino o un establecimiento turístico. No en vano, el 70% de los viajeros -según la encuesta de STR- cree que existe poco o ningún esfuerzo para ser sostenible entre los proveedores de turismo, incluyendo las compañías de transportes (aviones, trenes, autobuses, etc).

La reputación la y la generación de confianza van a ser un factor crítico cada vez más central en la elección de un destino,por lo que es necesario trabajar de forma coherente entre todos los actores de la cadena de valor que intervienen en la promoción de un destino o un establecimiento turístico.

Cumplir con la promesa de valor

Posicionarse como un destino sostenible requiere una delicada coordinación de esfuerzos entre los agentes del terriorio así como desplegar una estrategia de comunicación y promoción 360.

Las nuevas tecnologías nos permiten iniciar el viaje, o la elección del viaje, desde la pantalla de nuestro ordenador o telefono móvil, por lo que hay que impactar positivamente desde el primer momento trabajando en el terreno de las expectativas y las creencias compartidas que son las que impactan en la reputación de un destino.

La promoción de un destino sostenible desborda las campañas de promoción institucionales. Para ser efectivos y creíbles, se hace indispensable implicar a los diferentes actores participando activamente y de forma creativa con sus redes sociales para proyectar autenticidad, talento, identidad y compromiso. Hoy, el medio ya no es el mensaje, sino las personas son el mensaje. Los mensajes compartidos o los comentarios de las personas generan más confianza que las campañas tradicionales de promoción o la publicidad.

El turismo sostenible tiene igualmente que proyectar su compromiso con la transformación económica, social y medioambiental. Muestra el compromiso de los diferentes actores para con el territorio, proyectando unos valores y un compromiso que va mucho más allá que desarrollar un negocio. Es una forma de vida que pretende transformar y mejorar tanto el territorio como al viajero para conciliar ocio con el desarrollo sostenible, por lo que su mirada debe ser de medio y largo plazo, manteniendo la coherencia con ciertas prácticas y valores.

En esa carrera por el desarrollo económico y social, los destinos turísticos sostenibles o los territorios sostenibles deben informar que no todos los turistas o formas de turismo son bienvenidos ni todos los inversores lo son. La apuesta por la seguridad y la sostenibilidad requiere igualmenteuna política de promoción de inversiones  coherentes con los valores que proyectamos. Inversiones con impacto social o inversiones responsables que no solo considera la rentabilidad, sino también el impacto social o medioambiental (ESG o IRG).

En definitiva, el turismo sostenible emerge como oportunidad para recuperar y reactivar el sector del turimo. Hagámoslo con coherencia y visión estratégica, evitando que las urgencias del momento que vivimos desvirtuen el potencial de un sector que puede ser estratégico tanto para hoy como para el futuro.

Post #COVID-19: una nueva cultura para las organizaciones

La crisis sanitaria producida por el COVID-19 está generando incertidumbre y sufrimiento. Es una batalla colectiva que hace bueno el legendario comentario de Alejandro Magno frente a las grandes batallas: “De la conducta de cada uno depende el destino de todos”.

Una vez superado este duro combate, hará que salgamos de ella con una nueva escala de valores y sobre todo va a ser un proceso reconstituyente en la forma de vivir y trabajar. El shock producido por el confinamiento y la parálisis de la actividad económica hará que se transformen culturas de trabajo y procesos para reconstruir nuestras organizaciones.

La Harvard Business School ha preguntado al respecto a una serie de expertos para hacer prospectiva por donde puede ir el futuro del management y del liderazgo. De ese diálogo emergen algunas pistas interesantes:

1-Aprender a conversar en las empresas. El desafío del coronavirus exige una conversación honesta en toda la organización que permita dar una respuesta corporativa colectiva. Los líderes con visión de futuro, tienen la oportunidad de administrar mejor las organizaciones creando condiciones que permitan a los clientes y a los colaboradores ser más útiles. Para ello hay que diseñar de forma transparente interacciones entre sus clientes y empleados para mejorar los procesos juntos.

2-Trabajar en remoto: comunicación, coordinación y socialización. La crisis ha hecho despegar forzada y abruptamente trabajar de forma remota. Es efectivo y productivo si se reestructuran los procesos organizacionales y se ejerce un liderazgo abierto que permita crear nuevas soluciones y nuevas formas de generación de valor. Habrá que gestionar los equipos con un enfoque aún más crítico, promover el trabajo en equipo, grupos flexibles, cambiantes y a menudo desde diferentes lugares. La felxibilidad y adaptabilidad será un “must” para abordar desafíos particulares y construir organizaciones resilientes.

Es un buen momento para hacer un balance de las prioridades y formas de trabajo y repensar los patrones de colaboración

3- Las reuniones en persona serán menos importantes. Todas las organizaciones tienen que aprender a aprovechar la tecnología de manera mucho más efectiva para operar de forma remota. La crisis del COVID-19 nos mostrará que necesitamos muchas menos reuniones presenciales de lo que pensábamos, utilizar de forma efectiva la tecnología. Si se hace bien la productividad crecerá.

Es un buen momento por tanto para hacer un balance de las prioridades y formas de trabajo y repensar los patrones de colaboración:

  • La comunicación es crítica. Hay que diseñar sesiones informativas periódicas, comunicar desde muchos niveles y aprender a conversar.
  • La formación cruzada. Hay puestos muy especializados pero hay que formar a las personas para que puedan reemplazarse entre sí ante eventuales contingencias
  • Caminamos hacia horarios de trabajo flexibles, más ajustados a las necesidades de la vida. La conciliación atraerá y fidelizará el talento.
  • La clave es la productividad. Lo que no se mide no se puede valorar y mejorar.La  medición de resultados y el impacto es más importante que el tiempo invertido o las horas de trabajo.
  • Empodera y confía en tus equipos. El talento es el que te salvará y te hará resurgir de la crisis. Permite a las personas en los niveles inferiores tomar decisiones.
  • Hay que tener y comunicar un propósito coherente y compartido. La cuenta de resultados no puede ser lo más importante. La misión y los valores que impulsan a la empresa y cómo los empleados pueden contribuir a ellos será un pilar fundamental de la sostenibilidad, competitividad y reputación de las empresas.

En definitiva, de las crisis siempre emergen oportunidades si se saben interpretar las señales, se observan las tendencias y se escucha a la sociedad, a los clientes y a los colaboradores.

Ganaremos la batalla al COVID-19, pero nos quedará por delante la nada fácil tarea de reconstruir nuestras organizaciones.

Para saber más…. How the Coronavirus Is Already Rewriting the Future of Business