Agenda 2030 Local: abordar los ODS desde el ámbito local

Una completa guía de la Red Vasca de Municipios Sostenibles facilita las pautas necesarias para la elaboración de una Agenda 2030 Local a partir de la adaptación de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y sus metas al contexto de los municipios. Asimismo, la guía también ofrece una adaptación de los Indicadores de Desarrollo Sostenible al contexto municipal y ofrece pautas para medir la contribución de los municipios a los ODS.

La Agenda 2030 ofrece en todos los niveles de la administración un marco homogéneo para la planificación del desarrollo sostenible. En el caso de los municipios, la Agenda 2030 integradora de varias políticas sectoriales, puede producir el cambio necesario para coordinar y transversalizar definitivamente aquellas políticas locales que contribuyen al desarrollo sostenible.

Mapear la acción local respecto a los ODS

En los municipios conviven varios instrumentos de planificación de diversa naturaleza y alcance, pero que en muchos de los casos acaban necesitando ser coordinados e incluso en ocasiones, ser integrados en planes de mayor alcance para garantizar una gestión eficaz tanto desde el punto de vista de los propios planes como de los mecanismos de coordinación y seguimiento que los acompañan.

El tamaño del municipio es también un factor importante porque normalmente hay una cierta correlación entre el tamaño del municipio y el número de planes vigentes existentes. En este apartado se presenta de manera orientativa un mapeo general de cómo los diferentes planes contribuyen a los ODS, análisis que puede servir de referencia a la hora de realizar el mapeo en cada municipio. En el caso de municipios pequeños, se debe tener en cuenta, además, que muchos de estos planes se abordan desde una entidad comarcal, siendo igualmente válida su consideración en términos de contribución a los ODS.

Elaborar el plan de Agenda 2030 Local

disponer de un Plan de Acción de Agenda 2030 Local es un sistema de indicadores para su seguimiento. Las acciones que se incluyen en un plan municipal normalmente forman parte de un plan estructurado a varios niveles.

De arriba hacia abajo, la estructura pretende plasmar en acciones ejecutables y medibles los retos y metas definidos en la formulación estratégica. El número de niveles en los que se estructura un Plan suele ser variable. En esta guía se adopta como estructura de referencia, una estructura a tres niveles configurados por líneas estratégicas, programas de actuación y acciones.

Líneas estratégicas. En el proceso de elaboración de la Agenda 2030 Local, una vez hayan sido revisados y adaptados los elementos que configuran la formulación estratégica, deberá continuarse el proceso por los elementos del Plan que más próximos están a la formulación estratégica. Tal es el caso de las líneas estratégicas, que suelen consistir en objetivos o líneas principales que direccionan el despliegue del plan hasta llegar al conjunto de acciones. Los objetivos que marcan las líneas estratégicas deben ser comprensibles, específicos, integradores y asociados a mejoras. Las líneas estratégicas, suelen constituir, además, el nivel más alto en la estructura de un Plan municipal.

Acciones: Las acciones de un plan constituyen el elemento operativo del plan. Las acciones pueden ser de diferente naturaleza, de tal forma que un plan de acción puede considerar acciones de sensibilización y educación, acciones de carácter normativo, acciones relacionadas con financiación, subvenciones e incentivos fiscales, realización de estudios, acciones de gestión, acciones sobre equipamientos e infraestructuras, integración de criterios en el planeamiento urbanístico, etc; y abordar diversos ámbitos temáticos, propios de la gestión municipal.

Medir la contribución del municipio a los ODS

A la hora de medir la contribución del municipio a los ODS, se necesitarán datos fiables y referencias que permitan analizar dichos datos.

Los datos, todos ellos organizados por ODS, pueden estructurarse de la siguiente manera:

Si bien, una visión más completa de la contribución de un municipio a los ODS viene dada por estos tres elementos, partiendo tan solo de los indicadores, puede ya realizarse un primer análisis. Realizar un primer análisis de su contribución como punto de partida al inicio del proceso.

En todo caso, y una vez completado el proceso y disponiendo de una Agenda 2030 Local, será interesante analizar la contribución a los ODS con el fin de elaborar y publicar reportes voluntarios y comunicar los resultados en el caso de que se considere oportuno, o como elemento para identificar áreas de mejora de la propia Agenda 2030 Local.

Para descargar la guía

Ciudades: liderazgo y responsabilidad

Hace más de 25 años, durante la primera “Conferencia Europea de Ciudades y Pueblos Sostenibles”, celebrada en Aalborg, Dinamarca, el 27 de mayo de 1994, los representantes de ciudades y pueblos europeos aprobaron la Carta de las Ciudades Europeas hacia la Sostenibilidad, conocida como Carta de Aalborg, que dio la señal de partida a la Campaña Europea para ciudades y pueblos sostenibles. Todo ello era el resultado de la Conferencia de las Naciones Unidas de Río de Janeiro celebrada dos años antes en 1992 sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo, y en los resultados del grupo de expertos sobre el medio ambiente urbano de la UE.

La Campaña evolucionó hasta convertirse en el primer movimiento de gobiernos locales a gran escala basado en compromisos claros y con el apoyo de la Comisión Europea, desarrollando un gran número de procesos de la llamada Agenda Local 21 donde se establecian perspectivas y acciones a emprender en favor de un futuro sostenible para las ciudades y pueblos de Europa.

Después en la cumbre Río + 10 de Johannesburgo en 2004, diez años más tarde, de genera la necesidad de concretar un marco de referencia que incluye una definición de objetivos y una medida de progreso de los compromisos adquiridos. Las ciudades y pueblos comenzaron a desarrollar sus compromisos, establecer los indicadores e implementar los sistemas de gestión con el objetivo de una mayor eficiencia en el uso de los recursos para convertirlos en servicios y bienestar para la sociedad.

En 2008 nació un nuevo modelo de gobernanza en Europa con el lanzamiento del Pacto de Alcaldes y Alcaldesas por una Energía Sostenible Local, que conectaba el nivel local con el europeo de forma directa y convirtiéndose con un exitoso modelo de gobernanza.

Por último, en 2016 se presento la nueva Agenda urbana europea, que a través del pacto de Amsterdam, tiene como objetivo integrar mejor las políticas urbanas en la Unión Europea y establecer nuevas formas de cooperación entre los gobiernos locales y la Comisión Europea.

Asimismo la Asamblea General de las Naciones Unidas en septiembre de 2015 aprobó los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), entre los que se encuentra el objetivo 11, que se refiere a las ciudades y las zonas urbanas. Los ODS siguen la lógica y el espíritu de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) y los trasladan a la nueva Agenda 2030 para el desarrollo sostenible. Los ODS incluyen nuevos temas y un enfoque que presenta el medio ambiente, la economía y la sociedad como sistemas integrados.

En diciembre de 2015, con ocasión de la 21a Conferencia de las Partes (COP 21) de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC) en París, se alcanzó un acuerdo mundial sobre el clima para limitar el calentamiento global a un aumento de la temperatura entre 1,5 oC y 2 oC. Este Acuerdo climático de París constituye el Marco Internacional para la Acción Climática en todos los niveles de gobierno.

Actualmente, en época postCOVID,  hay que reconocer que los cambios necesarios para alcanzar objetivos a nivel mundial pasan por una transformación integral de la sociedad afrontando los retos sociales, culturales, económicos y tecnológicos que afectarán profundamente a las sociedades urbanas.

Será necesaria una nueva cultura de la innovación, de la colaboración y una nueva gobernanza organizativa para adaptarse a esta nueva incertidumbre y ofrecer una respuesta resiliente y de la gestión de la complejidad.

Es interesante la aportación de Pau Solanilla en su libro “Resilientes: Liderazgo, seguridad y sostenibilidad en la era de la incertidumbre” cuando nos dice que la sostenibilidad y la competitividad de las organizaciones y las ciudades en el mundo post COVID19 se basará en un nuevo maridaje basado en la excelencia, la competencia y la cooperación.

Será necesaria una nueva cultura de la innovación, de la colaboración y una nueva gobernanza organizativa para adaptarse a esta nueva incertidumbre y ofrecer una respuesta resiliente y de la gestión de la complejidad. Todo ello desborda las capacidades y los límites de las organizaciones y ciudades  actuales.

En definitiva, hace falta una transformación sociocultural, socioeconómica y tecnológica con liderazgos valientes capaces de dar seguridad en tiempos de incertidumbre con el objetivo de conseguir un mundo más sostenible y respetuoso con el entorno en beneficio de todos sus habitantes. Para ello las ciudades y pueblos son la clave del éxito, sin la implicación del territorio y su ciudadanía no será posible la transformación.

Joaquim Millan. Director de EUROLOCAL